PLANCTON EN PELIGRO

 

El fitoplancton es un término general para un conjunto de microorganismos fotosintéticos que forman la base del ecosistema marino, y son responsables de más de la mitad de la producción de biomasa del planeta entero.

 

A través de imágenes satelitales, científicos han establecido que las concentraciones oceánicas de fitoplancton han disminuido alarmantemente desde la década de los cincuenta. Esto se determinó usando una mezcla de medidas de transparencia marina localizadas, lo que determina con gran resolución las diferencias regionales y globales de estos microorganismos. Se estima más de 1% de caída media anual, lo que se correlaciona con las mediciones y modelos de cambio climático global. Un modelo desarrollado por el MIT Program in Atmospheres, Oceans and Climates revela que si estas tendencias no cambian, la mitad de la población de fitoplancton mundial presente a principios de siglo habrá desaparecido por completo. Esto tendrá efectos colaterales a toda la cadena trófica que depende de estos organismos.

 

Los organismos de aguas frías son los más vulnerables, puesto que el plancton puede evolucionar y adaptarse a aguas calientes, dejando desabastecidos a animales de otras zonas que dependen de ellos y que no pueden evolucionar con la misma adaptabilidad para sobrevivir. En estas latitudes frías, la superficie más caliente y la poca mezcla de capas oceánicas puede forzar al plancton a estancarse en la capa superior, alejado de las especies que se alimentan de ellos.

 

 

En el verano de 2008, cuando salmones juveniles nadaron hacia el mar desde los ríos donde nacieron, un volcán hizo erupción fuera de las costas de Alaska. Por un par de días las cenizas se depositaron en el mar. Cuando se disipó la ceniza, las sondas satelitales detectaron el bloom de fitoplancton más grande registrado desde el espacio. Los salmones juveniles nadaron hasta este festín, recobraron fuerzas para crecer a la adultez y continúar exitosamente su ciclo de vida. Otra erupción volcánica en 1958 tuvo los mismos efectos.

 

El proceso que involucra el hierro natural terrestre y la floración de plancton oceánico fue propuesto por John Martin en 1993, lo que fue seguido por 13 experimentos en las últimas décadas que simulan la acción volcánica para generar blooms de plancton y revitalizar el ecosistema local al introducir minerales clave cuando estos están ausentes. Uno de los experimentos más recientes, por el Alfred Wegener Institute en 2009, mostró como la siembra oceánica con hierro no tiene efectos colaterales en su implementación y desarrollo. En 2012 la Haida Salmon Restoration Project sembró las costas del Pacífico norte, y en 2013 y 2014 registró los mayores numeros de salmón de la historia de la región. Esta tecnología puede revitalizar las poblaciones oceánicas de plancton, y rescatar los ecosistemas de los cambiantes condiciones por efecto de la industria humana.